Fue la primera mujer en
México y la segunda en Latinoamérica en obtener licencia como piloto aviador,
fue en 1932 cuando realizó su examen de vuelo en la capital del país Recibió la
licencia de piloto aviador otorgada por el Departamento de Aeronáutica Civil de
la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, el 4 de diciembre de 1932.
Emma Catalina nació en el
pueblo de Mineral de Dolores, municipio de Madera, Chihuahua, el 24 de octubre
de 1909, en el apogeo de la Revolución su familia se instalo en los
Estados Unidos, donde fue preparada desde sus primeros años y educada de forma
avanzada para su época, pues además de aprender a leer y escribir, aprendió
otros idiomas, especialmente el inglés.
Su primer contacto con la
aviación fue a través de una amiga cuyo novio era hermano del coronel Roberto
Fierro, quien para entonces era un as en la aviación mexicana y comandante del
Primer Regimiento Aéreo del Arma de Aviación Militar, siendo por ese medio como
se concreto su interés en volar.
Según varias anécdotas, el
coronel Fierro Villalobos la envió con el general Leobardo Ruiz, entonces jefe
de Aeronáutica Militar, quien dio su autorización para que la mujer recibiera
instrucción de vuelo. El padre de Emma Catalina se negó rotundamente a que ella
estudiara aviación, pues en la época, las labores de las mujeres se
concretaban al hogar. El camino no fue fácil y se enfrentó al escepticismo
machista de la época encabezado por su propio padre.
Con la ayuda de su madre,
que le dio sus ahorros para iniciar su aprendizaje en el arte de volar, inicio
sus estudios, aunque no fue suficiente, ya que posteriormente ella misma se los
pagó con los ingresos que percibía como profesora de inglés de los pilotos, y
de hacer traducciones para una revista de aviación.
Roberto Fierro con su
espíritu emprendedor, adquirió en Tulsa, Oklahoma, 4 aviones Spartan, C3 con
los que en 1930 estableció una escuela de aviación civil en Chihuahua, Chih. y
posteriormente en Monterrey, N.L., enseñando a volar a varios ciudadanos
mexicanos y extranjeros. En esta escuela Emma, realizo el curso de piloto
aviador. El Spartan C3 era un biplano entrenador construido en 1926.
El
día en que hizo su examen en el campo aéreo de Balbuena, el 20 de noviembre de
1932, mucha gente acudió, “pero era para ver cómo se estrellaba una mujer
piloto”. Su avión Tormenta fue un Spartan biplano con monomotor de 85
caballos de fuerza, llamado así por el ruido que hacía cuando arrancaba.
Ese
día todo estaba previsto para que el instructor la “soltara” esa mañana, sin
embargo, por tratarse de una mujer, muy pronto se corrió por todo el campo la
noticia de que volaría sola; por lo que se congregó mucha gente para presenciar
el vuelo. Emma se puso muy nerviosa, pero convino en que esa mañana haría su
primer vuelo "sola", agrega. "Vestida con pantalón y botas altas
tipo militar, una chamarra de cuero rojo, 'goggles', una bufanda blanca con el
escudo de aviación bordado, como se presentaba diario en el campo, estaba lista
para realizar lo que sería un vuelo memorable.
A media mañana el coronel
Roberto Fierro insistió a Emma a subir al avión Spartan que ya estaba listo y
se subió en el lugar del instructor. Le dio las señales para iniciar el vuelo;
posteriormente volar recto y nivelado, y más tarde hacer varios ochos; después
hacer varios aterrizajes, primero contra el viento, luego con viento en cola y
finalmente con viento cruzado. En el tercer aterrizaje, Fierro, se
bajó para que ella continuara sola.
Siendo así que, Emma
Catalina Encinas Aguayo despegó, tomó altura y niveló, para realizar las
maniobras requeridas, por los sinodales, después de tres toques y despegues
condujo el avión hasta el hangar, y una vez que detuvo el avión, fue
materialmente bajada de la cabina y un numeroso grupo de entusiastas la
llevaron en hombros.
El vuelo fue un éxito y ella
salió en hombros hasta el Zócalo capitalino. Una semana después obtuvo la
licencia número 54, que la convirtió en la primera mujer mexicana en recibir
ese documento oficial y la segunda en toda América Latina.
Fue amiga por
correspondencia de Amelia Earhart, quién realizó en solitario un vuelo a través
del Atlántico, entre el 20 y el 21 de mayo de 1932. Fue la primera mujer en
completar, sin acompañantes, este peligroso viaje; proeza que no había vuelto a
verse desde el histórico vuelo de Charles A. Lindbergh en 1927.
Sus años de vuelo terminaron
cuando decidió seguir a su esposo médico a Veracruz. Luego trabajó en
puestos administrativos en aerolíneas comerciales y también se desempeñó como
traductora en puestos públicos. Murió el 15 de Noviembre de 1990, casi 58 años
de haber conseguido pasar el examen que le dio su licencia.
"De carácter duro.
Semblante recio. Así luce Emma Catalina Encinas Aguayo, la señorita de los
cielos; el día de su primer vuelo, una menuda y frágil joven mostró su fuerte
carácter para lograr y alcanzar su sueño de volar”